#1 Efemérides aéreas —1 al 5 sept
En esta serie en homenaje a mi papá, haré un resumen de la conmemoración de cada día de septiembre, relacionándolas con su historia como aviador, su obra, y el contexto nacional e internacional
A finales de agosto estaba yo depurando papeles en mi escritorio, que hace a la vez de biblioteca, cuando al desempolvar una pequeña pila de libros que no revisaba desde hace tiempo, apareció inopinadamente uno muy sencillo que escribió mi papá en casa a mediados de los ochenta, y que publicó por su cuenta casi de forma artesanal, aunque a través de una tipografía.
En su visión, esta publicación sería la primera de una serie de revistas mensuales acerca del mundo de la aviación —donde él se había desempeñado durante unos 40 años—, pero esa ambiciosa iniciativa no continuó (ya él había publicado así, caseramente, un par de libros en la materia, y varios reportajes sobre temas históricos en general a través de los medios).
En la rudimentaria portada azul se ve el título estampado con mi caligrafía adolescente; y en los créditos, junto al suyo de autor —José Gregorio Mendoza Sánchez, lo llamaban El Capitán— nos dio un lugar a mi hermana Abril y a mí, lo que nos hizo mucha gracia, además por su grandilocuencia: a ella como directora de Publicidad, y a mí, en Arte y Asesoría, en una suerte de 'nepotismo editorial'.
Nosotras ni siquiera habíamos leído la revista. Solo habíamos ayudado a colocar una cinta adhesiva aquí, recortado una figurita de avión allá, dado un vistazo a un borrador, acaso transcrito alguna página, organizado algún archivo o puesto ejemplares en algún local comercial. Yo, próxima a estudiar periodismo (aún sin saberlo quizás, y casi por inercia y carambola), y mi hermana ya como publicista. Darnos el crédito era su manera de motivarnos e impulsarnos.
La llamó Efemérides aéreas y espaciales —aficionado como era entre tantas cosas, a las fechas conmemorativas—, y ese número correspondió al mes de septiembre, justamente el mes que ya asomaba cuando me la topé recién.
Por esos días de su publicación, nació su nieta Estefanía, hija de mi hermano José Ramón, exactamente el 1° de septiembre de 1986, razón por la que él siempre la llamó en broma "Efemérides" (así como luego llamaría "Independencia" a Nathaly, su otra nieta por esa misma rama, nacida el 5 de julio, en alusión a la fecha patria venezolana), además en sintonía con esa costumbre suya de jugar con las palabras.
18 Again
En un principio mi plan era leer la efeméride de cada día en el mes que entraba, pero sucedió también otra bella serendipia. Estaba viendo la película "18 again" (1988), protagonizada por el legendario George Burns, una historia en la que, mágicamente, un abuelo y su nieto intercambian roles. Él experimenta nuevamente la vitalidad de la juventud, mientras el muchacho parece enfrentar sus retos con una inusitada seguridad y perspicacia.
Tras esa experiencia de transmutación, Burns (en el filme Jack) reestructura las cosas en su vida, y va dejando confiadamente las riendas del negocio familiar a su hijo, aun sabiendo que tiene una visión y estilo propios. A la vez, identifica otra vocación distinta en su nieto, pero de cualquier manera los integra, los promueve y apoya.
Y entonces: ¡Eureka! La revelación. No sólo revisaría las efemérides día a día, sino que las iría difundiendo y comentando por esta vía a lo largo del mes, reeditándolas al mismo modo independiente de mi papá —o sea, fuera del mundo editorial— pero con mi propia interpretación y estilo, y con las facilidades que da esta nueva época a través de la Internet. ¡Otra vez eureka!
Desde hace un tiempo, más concretamente al ver un documental sobre el nobel Shimon Peres en Netflix (2022), pude concienciar con mayor claridad la importancia de la aviación como un eje de la historia contemporánea (e incluso mucho antes, desde que el hombre empezó a soñar que podía volar y a simbolizarlo, como El Capi ya lo había referido en uno de sus libros a través de la mítica historia de Ícaro). Por ejemplo, el impulso que dio Peres a la industria aeronáutica fue decisivo en la formación del Estado de Israel, en 1948.
Ya mi intención de escribir sobre la aviación se venía gestando. Por eso el nombre de mi espacio "Cartas de vuelo", en alusión a las cartas de navegación aérea —especialmente las de mitad del siglo pasado, cuando mi papá aprendió a volar, que eran imprescindibles para los pilotos antes de la tecnología moderna—, lo que me permitiría desarrollar eventualmente temas en el área, pero además, metafóricamente, otros asuntos de mi interés.
Bitácora inicial
En esta serie Efemérides aéreas, en homenaje a mi papá, haré un resumen de la conmemoración de cada día —o de las más relevantes— de septiembre, actualizándolas y relacionándolas además con su historia como aviador, su obra, su influencia en mi vida profesional y personal, el contexto regional, nacional e internacional, y el contraste de épocas.
1S y 3S
Las primeras efemérides de la revista muestran combates aéreos de la llamada Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética (lo que terminó a partir de la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, y luego con la disolución de la URSS en 1991).
El ataque a un Boeing 747 de Corea del Sur por un Sukhoi ruso el 1º de septiembre de 1983, en el Mar de Japón, fue y sigue siendo un extraño caso aún sin dilucidar completamente. Era un vuelo de pasajeros con ruta Nueva York-Seúl, que llevaba 269 personas a bordo —incluidos los 28 tripulantes— e incursionó erradamente en el espacio aéreo soviético, siendo confundido con un avión militar y derribado por equivocación.
En la misma sintonía, la efeméride del 3 de septiembre, narra distintos eventos en Vietnam del Norte, en 1964, en los que el gobierno de EE UU demostró su fuerza con jets cazas bombarderos. También los soviéticos con MIG-17, MIG 19, MIG 21, Sukhoi y otros modelos militares.
Quedé muy sorprendida con las especificaciones geográficas, indicaciones mecánicas de las aeronaves, tácticas internacionales y técnicas de vuelo, así como con el hecho de que en esa época en que mi papá las escribió no había Internet, así que debió hacer una paciente investigación bibliográfica y hemerográfica, que explica lo que para nosotros era su manía de archivar o “guardar papeles”.
No se perdía noticiero, y a veces se levantaba a eso de las 3 de la mañana a escribir en su pesada máquina Hermes, que hacía un fuerte ruido al teclear y rodar las líneas.
Para nosotros era algo así como Aureliano Buendía fabricando pescaditos de oro. Y mi mamá era Úrsula, tolerando toda suerte de rarezas.
2S, 4S y 5S
Y ahora viene lo que me va a dar más trabajo (estoy sonriendo y llorando, y entornando los ojos): ¡su devoción por Amelia Earhart!
El 2 de septiembre de 1930, los franceses Dieudonne Costés, piloto, y Maurice Bellonte, navegante, lograron atravesar el Atlántico Norte desde París hasta Nueva York después de 37 horas y 18 minutos de vuelo sin escalas, en un bombardero Breguet 19. Esto tras la hazaña de Charles Lindbergh en sentido contrario, Nueva York-París, al frente del vuelo Spirit of Sant Louis en 1927.
En ese periodo, 30 aviadores buscaron atravesar el Atlántico Norte intentando repetir la hazaña, quedando sólo 14 con vida, entre ellos la célebre pilota Amelia.
A mediados de enero de 1928, Dieudonne Costés y el teniente de navío Joseph Le Brix, atravesaron el Atlántico Sur desde Senegal hasta Brasil, e hicieron luego escalas en varios países de Suramérica, aterrizando finalmente en Maracay, Venezuela. Concretamente en el Campo de Aviación de Boca de Río, en el sector Tapatapa, a orillas del Lago de Valencia.
Era el gobierno de Juan Vicente Gómez. Los audaces pilotos fueron recibidos con la Orden del Libertador, y un baile en el Hotel Jardín de Maracay. Luego, en Caracas, visitaron el Panteón Nacional, la Casa Natal del Libertador, el Museo Bolivariano y el Salón Elíptico del Palacio Federal.
Simplemente Amelia
El 4 de septiembre de 1932, la estadounidense Amelia Earhart hizo la primera travesía sin escalas desde la ciudad de Los Ángeles en la costa pacífica de EE UU, hasta Nueva York en la costa Atlántica.
En esta efeméride, hace una semblanza de la famosa aviadora y todas sus hazañas (por coincidencia, mi abuela materna se llamó Amelia, así como varias de mis familiares por esa rama). Llamativamente para mí, refiere entre las posibles causas de su misteriosa desaparición en 1937, la hipótesis del investigador de aviación Paul Briand, acerca de que fue fusilada por los japoneses en un islote del Pacífico.
Creo que inspirado en ella, mi papá realizó a mediados de los años setenta, un rally aéreo femenino en el Aeroclub de San Cristóbal, Táchira (Venezuela), donde fue instructor en los años previos a su retiro. Compitieron Gloria Mendoza (su segunda hija, de nacionalidad estadounidense), la tachirense Nancy Ramírez y la alemana Jutta Vermehren.
Amelia simboliza la admiración de mi papá por las mujeres aguerridas que rompían estereotipos, en contraposición con su patrón muy arraigado de hombre andino venezolano de principios de siglo XX, que ejercía su poder al estilo de esos patriarcas tachirenses de la época, como Juan Vicente Gómez y más adelante Marcos Pérez Jiménez, en una contradictoria mezcla de autoritarismo, tradición y talante de avanzada.
Como muchas de nosotras, puedo decir que soy un resultado de esa transición histórica: una mujer ‘empoderada’ que está a la altura de cualquier hombre, pero a la vez atenazada. Una Atenea surgida de la cabeza de Zeus, acorazada, despojada de algún modo del fuego materno del hogar, quien se rebela con un grito de guerra.
Paradójicamente, la siguiente efeméride del 5 de septiembre de 1944, refiere de forma dramática la utilización de 7 toneladas de cabellos de mujer del campo de concentración de Auschwitz, para la fabricación de calzado para los tripulantes de submarinos, y suelas de fieltro para los empleados de los ferrocarriles del Reich.
Continuaremos con las siguientes efemérides de septiembre.